Aracelia M., Miami-Dade County
Tengo 58 años y sufro de varias enfermedades crónicas. Soy diabetica tipo 2, sufro de presión alta, tengo psoriasis, y tengo problemas de alergias. Hace muchos años también me diagnosticaron fibrilación auricular, un problema del bombeo del corazón. Recién llegada de Cuba a este país hace 19 años, me tuvieron que operar de emergencia por esta condición. Mi historia de salud en este país empezó de manera muy complicada debido a mis problemas de corazón.
Antes de emigrar a los Estados Unidos, no sabía por qué me estaban dando taquicardias o por qué me empezó a faltar la respiración cuando caminaba cortas distancias. Pensé que quizás tenía algo que ver con el hecho de que me iba a vivir a un país nuevo. Recién llegada, empezaron a empeorar mis síntomas y llegó un momento donde hasta me quedaba ahogada después de caminar unos pasos. Durante este tiempo, era muy complicado para mí ir al médico o al hospital porque no tenía seguro de salud. Una amiga que vivía en Orlando y que fue enfermera en Cuba se vino a quedar conmigo unos días para ayudarme a descubrir lo que me estaba pasando. Yo me sentía muy mal y ella me encontró el pulso bastante elevado cuando me tomó los signos vitales. Llamamos a un amigo cardiólogo de ella, el cual dijo que yo necesitaba ir urgentemente al hospital. Mi amiga me llevó al hospital de la Universidad de Miami y al parecer sí estaba muy mal porque entraban y salían médicos y enfermeros muy preocupados por mi estado mientras me estabilizaban. Empecé a llorar porque pensé que del hospital no saldría y que jamás volvería a ver a mi hija. Aunque me prepararon para hacerme un procedimiento llamado ablación cardiaca, ese mismo día me informaron que no podían operarme. Entonces me mandaron a casa con un medicamento que tenía que tomar por estar en peligro de tener un derrame cerebral. Estuve de año y medio a dos años tomando ese medicamento y yendo a consultas para que me monitorearan mi progreso. Mientras tanto, yo pasé mucho tiempo en el internet investigando todo sobre el procedimiento que posiblemente me harían eventualmente. Parecía que todo con mi tratamiento iba en orden.
Cuando fui a una de mis consultas de seguimiento, un estudiante de medicina que me atendió ese día me informó que el medicamento que estaba tomando ya no me estaba funcionando con el efecto deseado y que me tenían que operar. Le expliqué que yo no tenía dinero para ese procedimiento. Entonces él se fue a traer a un profesor que estaba de visita en el hospital y ese doctor me dio la gran noticia de que él me iba a cubrir el costo de la operación. Él mismo fue el que me operó y solo tuve que pagar $200 por mi estadía en el hospital. Siempre me sentiré agradecida con ese doctor y con Dios porque me salvaron la vida a través de esa operación. Ese doctor fue como un ángel para mi. Así comenzó mi jornada de salud en este país.
Llevo 19 años en este país, he trabajado la mayoría de estos años en limpieza, y cada año he reportado impuestos. Sin embargo, llevo más de un año sin trabajar porque en marzo del 2020, la señora para quien yo trabajaba me dijo que no podía ir más debido al comienzo de la pandemia. Un mes después me ocurrió lo más inesperado: Me caí accidentalmente por las escaleras de la casa y lamentablemente me partí el tobillo interno, la tibia, y el peroné de mi pierna izquierda. Yo vivo sola, pues mi hija vive en Europa, entonces terminé llamando a un amigo que me llevó al hospital. Allí me pusieron un yeso y me mandaron a ver a una especialista. A la siguiente semana me vio la especialista y me dijo que tenía que operarme. Cuando estaba ya todo listo para la operación, me informaron que mi seguro tenía un deducible de $2000. ¡Imagínese! Sin trabajar y acabada físicamente, como iba a pagar yo los $2000? Como no tenía cómo pagar, no me hicieron la operación esa semana. Luego alguien involucrado con mi caso habló con el director del hospital y me dijo que yo podría pagar los $2000 más el costo del MRI poco a poco después de ser operada. Después de mi cirugía, el médico me dijo que yo no podía trabajar por un año para que la pierna soldara bien. Como soy diabética y obesa, esos factores complicaban un poco la recuperación, entonces el médico quiso asegurar que pudiera tener la mejor recuperación posible.
A los seis meses de haberme operado, me empezaron a llegar las facturas médicas. Yo le expliqué a la señora que me llamó que no estaba trabajando y que no tenía cómo pagar eso todavía. Yo no recibo beneficios de desempleo porque no califico para ellos, pero sí recibo asistencia temporal por estar sin trabajo durante la pandemia. Los $125 semanales que recibo de asistencia me ayudan a sobrevivir, pero no son suficientes para cumplir con los pagos médicos. Yo había aplicado para Medicaid debido a no poder trabajar después de mi lesión, pero me lo denegaron. También apliqué para beneficios temporales de deshabilitada y también me denegaron porque no soy ciudadana. Hace unos años tuve que pausar el proceso para volverme ciudadana porque no tuve cómo presentar un documento legal sobre mi divorcio que ocurrió en Cuba hace mucho tiempo. Entonces como puede ver, he estado muy limitada físicamente y económicamente por más de un año.
Un año después de mi caída, tuve que ir al hospital porque sufrí una hemorragia interna causada por pólipos necrosados en el cuello del útero. Sin pagar no me iban a operar, entonces me tocó pagar eso de inmediato. En la última consulta de seguimiento que tuve con el médico sobre la lesión de mi pierna, me dijo que me tiene que volver a operar para sacarme la lámina y los tornillos de la pierna. Es prácticamente el mismo procedimiento que la primera vez, entonces van a cobrarme lo mismo. Si no he terminado de pagar la primera operación, cómo voy a agregar otra deuda? Por el momento, no puedo operarme debido a eso.
Hace siete años me diagnosticaron con diabetes. La azúcar la tengo descontrolada y no me acabo de poner bien de la azúcar porque tengo tantas preocupaciones. El estrés también me hace brotar la psoriasis en mis codos. La doctora me dice que tengo que tranquilizarme y manejar mejor el estrés, pero los pensamientos vienen a mi cabeza solos. El estrés sobre la pandemia misma, el miedo que siento de no poder pagar mi casa y la factura de la asociación, tener que pedir extensiones para la factura de la electricidad, el copago que tengo que pagar para algún medicamento, y el resto de mis deudas médicas todos contribuyen a que no logre tranquilizarme. Para agregar al estrés, tengo temor de que no voy a calificar para el seguro de Obamacare cuando venga el tiempo de renovarlo porque no he trabajado en más de un año. Sin ingresos, es difícil calificar para un plan de seguro a través del Marketplace. Además de eso, sin ingresos me ha tocado pagar una cosa sin poder pagar la otra. Por esa razón se mantienen llamándome cuando estoy tarde en mis pagos y me dicen que me van a mandar al Buró de Crédito. Yo les explico que quiero pagar pero que no tengo con qué pagar en este momento.
Yo quisiera poder trabajar para poder pagar mis facturas y deudas. A mi me gusta ser útil. He aplicado a trabajos en varias tiendas, pero no me han ofrecido nada. Pienso que no me los dan por mi edad o por mis enfermedades. No puedo cargar más de 10 libras. No puedo permanecer muchas horas de pie por el problema de mi pierna. Tampoco puedo estar expuesta a altas temperaturas por mucho tiempo por el problema de mi corazón. Incluso, recientemente me tuvieron que hacer un MRI porque me ha salido una pelota en mi cachete. Todavía me hace falta saber los resultados pero estoy con mucho temor de que sea algo que me haga volver a un salón de operaciones. Yo no escogí estar enferma ni caerme. Sin embargo, estoy limitada. Se me siguen acumulando los problemas médicos y las facturas parecen que llegan sin fin.
Un aspecto de mi salud que también se me ha complicado bastante es mi salud dental. La diabetes me ha causado que mis dientes se me aflojen de raíz y por lo tanto el dentista me los ha tenido que remover uno por uno. Todavía me quedan tres dientes y una muela por sacar, pero me cobran $180 por cada diente que me sacan. No tengo el dinero para seguir pagando por estos procedimientos dentales en este momento. Mis problemas dentales hasta me han causado problemas digestivos porque no puedo masticar la comida. Me toca prácticamente tragar la comida entera. Si tuviera el dinero, iría al dentista para que me terminara de sacar el resto de los dientes que tengo flojos. Lo más triste es que cada diente que me han sacado está como nuevo, pues ni están picados! Pero me los tienen que sacar porque la diabetes me los afloja y me causa un dolor terrible al morder algo con dientes flojos.
Cuando anteriormente podía ir a Cuba, aprovechaba y recibía servicios dentales con la esposa de mi hermano porque ella es dentista. En comparación, los servicios dentales en los Estados Unidos cuestan una cantidad inmensa. Yo antes tenía seguro dental, el que uno paga al margen del seguro de salud de Obamacare. Sin embargo, me tocaba pagar como $80 en cada consulta y eso era más de lo que yo podía pagar. Cuando me quedé sin trabajo, ya no pude seguir pagando mi seguro dental porque el seguro de salud y los copagos médicos ya eran bastante para mi. Incluso fui a un dentista que vi por un anuncio en la televisión para que me hicieran un estimado. Me querían cobrar un total de $26,000 por los procedimientos dentales que necesito. Obviamente me fui de ahí porque no tengo el dinero para eso.
Yo quisiera tener un seguro dental para arreglarme los dientes. Quisiera poder hacerme implantes dentales pero eso no es posible para mi ahora. Me toca ponerme una prótesis de dientes porque no puedo hacerme ningún procedimiento para hacermelos arreglar ahora mismo. En otras palabras, estoy completamente bloqueada en mi salud dental y esta situación me ha causado mucha tristeza. Me frustro, lloro, y me pongo nerviosa, pues nadie quiere estar sin dientes. Los dientes son muy importantes. Además de los dolores en mi boca, los problemas digestivos y el estrés que esto me ha causado, estéticamente no me gusta estar así. Menos mal ahora es normal ponerse una máscara o cubrebocas porque al tenerla puesta, por lo menos no me ven el estado de mi boca.
Si el estado de la Florida expandiera el programa de Medicaid y yo calificara, me beneficiaría muchísimo. Tengo una amiga que también es diabética y que ha pasado por muchos de los problemas dentales por los que estoy pasando. Con el seguro de Medicaid ha podido poner su salud física y dental bajo control. El Medicaid le ha brindado acceso a tantos de los servicios de salud que yo estoy necesitando debido a todas las limitaciones y dificultades por las que estoy pasando.
Es muy difícil envejecer en este país. Yo digo que enfermarse en este país es para gente que tiene dinero. La gente pobre pasamos muchísimo trabajo cuando nos enfermamos. Con el Medicaid se me aliviarían de gran manera muchas de las dificultades por las que estoy pasando. Si yo tuviera Medicaid me cambiaría la vida. No estaría pasando por tanto. Cambiaría mi vida completamente.
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